II.2.3.07. Villancico «Noche de Paz»
De una carta en Alfa y Omega, 24-12-2010: El villancico es la expresión más genuina de la liturgia popular. Es a la vez oración, poesía y música: Noche de Dios…, noche de fe…, noche de amor…, noche de paz. Ésta es la génesis del conocido villancico: en la víspera de la Navidad de 1918, el padre Mohr, párroco de Hallein, prepara la homilía de la Misa del Gallo. De pronto, suenan dos aldabonazos en la puerta de la casa parroquial: es una campesina que viene de la montaña en busca del sacerdote, para que vaya a bendecir a un recién nacido. Nieva, pero el párroco accede: Vamos, en marcha. Después de una larga caminata monte arriba, llegan a la cabaña, un gran recinto con una joven madre sonriente, que acuna entre sus brazos al bebé. Con emoción contenida, el párroco intercambia con ella y su familia una felicitación, le da la esperada bendición al niño y se va. Al bajar por la escarpada cuesta del monte, anochece. Miriadas de estrellas en el cielo…¡Oh, blanca Navidad! El padre Mohr se estremece de emoción. ¡Qué lejos está Belén! Y, sin embargo, ¡qué cerca! Allá, en lo alto de la montaña, se acaba de repetir la bendita historia del nacimiento de Cristo en un establo. Es fácil imaginar con qué intenso fervor celebraría el padre Mohr aquella Misa del Gallo. En esa madrugada de Navidad, el buen cura de Hallein compuso la letra del villancico más universal y cantado del mundo, Noche de paz, que hoy forma parte del patrimonio universal cristiano. José Antonio Fernández, Majadahonda (Madrid).
Noche de paz, noche de amor Todo duerme en derredor Entre los astros que esparcen su luz Bella anuciando al niño Jesús Brilla la estrella de paz (bis) |
Noche de paz noche de amor Oye humilde el fiel pastor Coros celestes que anuncian salud Gracias y glorias en gran plenitud Por nuetro buen redentor. (bis) |
Noche de paz noche de amor Ved que bello resplandor Luce en el rostro del niño Jesús En el pesebre del mundo la luz Astro de eterno fulgor. (bis) |
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