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Jesús de Nazaret

Jesús de Nazaret

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IV.1.0.03.bis. ¿Preveía Jesús su condena a muerte?

Decíamos que Jesús pre-vió su condena a muerte. Su entrada clamorosa en Jerusalén, fue poco importante para las autoridades romanas, pero muy significativa («Bendito el que viene en el nombre de David. ¡Hosanna!…») para los judíos, conocedores de la Biblia. Tras el lío que armó con los mercaderes del Templo… que Jesús previese que querrían matarlo no era ninguna profecía.

Es fundamental que los cristianos entendamos estas dos cuestiones:

1) Qué actitud toma Jesús ante su prisión y muerte previsibles: ¿Será mejor huir, escabullirse? ¿Será «su hora», el momento adecuado? ¿No se disiparán las esperanzas levantadas como una neblina mañanera? Él se ha sentido y hablado como Profeta del Reino de Dios, como profeta de una visión del Hombre y de su pueblo muy diferente a otros profetas… ¿Pero harán con Él lo que hicieron con los demás profetas? ¿Merecerá la pena exponerse a morir por una «idea» buenísima pero que encuentra hostilidad en la clase alta y poco eco en la masa popular? Su actitud real es historia, no suposiciones.

2) Qué sentido da Jesús a su muerte. Él quizá no veía su muerte como voluntad necesaria de Dios, pero comprendió que su Padre Dios le pedía la vida. Cualquiera que en el futuro quiera entrar en el Reino se encontrará con un Jesús que lo dio todo, absolutamente, para que nadie se sintiese extraño en él. El Dios que predicaba Jesús no era el Dios terrible y lejano de la mayoría de los pueblos, sino el Dios Padre, acogedor, perdonador, generoso y fiel… de todos. Jesús aceptó ser portador del castigo por los pecados de los hombres (el significado del sacrifico del Yon Kipur). Sin su muerte, sería difícil entender después que Él había sustituído para siempre los sacrificios de sangre de animales por el sacrificio único y definitivo de su vida. Así, el Reino aparece como don absoluto de Dios. Don hasta el vaciamiento total del yo de Jesús, «el rostro visible de Dios invisible». Jesús será visto, alabado, invocado, como el«Cordero de Dios que quita los pecados del mundo».

«Sólo se aprecia lo que se conoce». Es un aforismo filosófico… de sentido común. Si no conocemos ni los hechos ni el significado de la vida, muerte y resurrección de Jesús, por más que estemos bautizados, no pasamos de cristianos ignorantes. ¡Qué pena!

Padre nuestro, que estás en el cielo;
Santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación.
Y líbranos del mal.

Amén

Dios te salve, María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios,
Ruega por nosotros, pecadores,
Ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.