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Jesús de Nazaret

Jesús de Nazaret

StatPress

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Desde: 24/09/2015

IV.5.6.14. ¿Jugó Jesús a «hacer de ser humano»?

Jesús llevaba en su corazón el fuego del amor a todos los «crucificados» de este mundo.

Se acercó a los últimos y se hizo uno de ellos. Curó enfermos, abrazó a los niños, tocó a los que nadie tocaba, se sentó a la mesa con ricos y pobres. Su mensaje siempre era el mismo: “Éstos que excluís de vuestra sociedad son los predilectos de Dios”.

Por esto, y más, se convirtió en individuo peligroso. Su ejecución no fue un error. Un hombre así siempre es una amenaza en una sociedad que ignora a los últimos.

Según San Marcos, Jesús “dio un fuerte grito” al morir. En aquel grito estaban gritando todos los crucificados de la historia. Era un grito de esperanza.

Ese grito final de Jesús se grabó intensamente en los cristianos. En el grito de ese hombre deshonrado, torturado y ejecutado está la verdad fundamental de la vida. En el amor impotente de ese crucificado está Dios mismo, identificado con todos los que sufren y gritando contra las injusticias, abusos y torturas de todos los tiempos.

En este Jesús, Dios-y-Hombre, se puede creer o no creer. Pero menospreciar la creencia, o burlarse de ella, es señal de «vaciedad absoluta de ser humano» que «lucen» tantas personas. Basta entrar en facebook, por ejemplo, y leer comentarios sobre hechos religiosos. ¡Penosísimo!

Se crea o no, el Dios-y-Hombre Jesús es la más total y absoluta realización de ser humano. No es una caricatura. «Es el rostro visible de Dios invisible». Es un Dios que sufre con los que sufren, que grita y protesta con las víctimas, y que busca con nosotros y para nosotros la Vida.

¿No te sale un grito de desesperación rabiosa cuando ves a un hombre de unos 45 años flaco aunque fuerte, mal vestido, desaliñado… pidiendo unas monedas ¡porque le han echado del trabajo!? Si eres joven y estudiante, por ejemplo, ¿puedes decirte cristiano si sólo te importas a ti mismo, si sólo piensas en tu futuro de «persona importante»… y de soltar un solo euro de tu propina… ¡ni hablar!?

Sin buscarlo, me vino a las manos este ejemplo de «identificación» con los seres humanos: 9 de marzo de 2012.- María del Pino Rodríguez de Rivera, Mapi, 37 años, misionera en un barrio marginal de Manila, la capital de Filipinas. Su amor a Dios la ha llevado a 13.000 kilómetros de su Gran Canaria natal para ayudar a los más pobres. Durante un tiempo vivió «sin rumbo, como perdida, una época en la que todo me daba igual». Buscaba la felicidad en las marchas nocturnas, en las fiestas, en el deporte (campeona de España de saltos en 1994). «Todo eso es bueno si se vive de forma sana… cuando lo pones en el centro de tu vida, te destruye, porque eso pasa y no es la verdadera felicidad».
Hoy el centro de su vida es Jesús Eucaristía junto a las compañeras y el trabajo con los pobres de Baseco Tondo, una de las zonas más míseras de Manila.