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Jesús de Nazaret

Jesús de Nazaret

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Desde: 24/09/2015

VI.3.5.07. ¿Es esto morir o irse al cielo? Un ejemplo muy concreto desde EEUU. 2ª p.

 

Estamos en el tema «Tener fe hoy día». En otros «momentos» transcribí algunos párrafos de una carta. Quien escribe es una mujer de 50 años, de origen hispano, viviendo en Houston. «Tengo 50 años y me estoy muriendo…». Continúa la carta:

Esa fue la tercera vez internada en este año. Mi salud se ha deteriorado terriblemente. He tenido un paro respiratorio hace un poco más de un mes, terminando entubada en cuidados intensivos en un hospital, despertando 3 días después en mi habitación. Las cartas están echadas, y no me tocó un juego muy bueno que digamos…  Sólo hay que seguir teniendo paciencia y BUEN HUMOR, que aún no se ha muerto nadie, y cada día  que el Señor me dé, pues hay que vivirlo intensamente, agradeciéndole esas cartas de amor que hace años  me está enviando. Tengo mucha suerte Hermano; a mí, se me está diciendo : “María, mira, tu tiempo es limitado, te aviso, te estoy dando el regalo de saber, prepárate, prepara a tu familia”.. y, ¿sabe qué, Hermano? Si eso NO es suerte, ¿Qué es entonces? La mayoría de nosotros NO tenemos idea de cuando partiremos; yo, tampoco, pero si sé que me queda poco, y sin estar viviendo en ello todo el tiempo, pues me parece altamente aburrido y deprimente, he preparado las cosas como debe ser, mi marido y yo tuvimos una muy difícil conversación con nuestras hijas, y el novio, en la cual les dijimos la verdad, el futuro a muy corto plazo, lo que haríamos, que quería y que no quería. Todos respetarán mis deseos. Moriré con dignidad… pero no me volverán a conectar a un ventilador artificial, no intentarán prolongar, lo que solo será agonía para mis seres queridos y para mí. Me NIEGO a ser una carga, me NIEGO a no decidir por mí misma. Todo lo que tengo es irreversible, los doctores nos dijeron la verdad  hace poco tiempo, aunque hace 5 años que lo sabía… Nos aconsejaron tomar las medidas respectivas mientras soy capaz de tomar decisiones, y así lo hice.

Sin la fe en Jesús ¿podría esta mujer encarar su final con la entereza con que lo hace?

Padre nuestro, que estás en el cielo;
Santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación.
Y líbranos del mal.

Amén

Dios te salve, María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios,
Ruega por nosotros, pecadores,
Ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.