V.2.0.00. La Ascensión de Jesús a los cielos. Narración.
San Lucas narra la Ascención de Jesús en su evangelio y en los Hechos de los Apóstoles. Dice en Los Hechos:
«Y dicho esto, se elevó mientras ellos miraban y una nube lo ocultó a sus ojos. Y según estaban con los ojos fijos en el cielo mientras él partía, he aquí que se presentaron ante ellos dos varones con vestiduras blancas que les dijeron: «Galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este Jesús elevado de entre vosotros al cielo volverá tal como lo habéis visto ir al cielo.»
El «cielo cristiano» no es un lugar. En el cielo ya no hay ni tiempo ni espacio ni materia. No tenemos ni palabras ni ideas adecuadas para describirlo. Será «vida espiritual».
Por eso, la Ascensión de Jesús a los cielos no puede tomarse en sentido material. Alude a un hecho real: Jesús pasa del «tiempo» a la «eternidad». Imaginamos la «eternidad» como tiempo sin fin. Pero desde la Ciencia, ese concepto se desvanece. Desde la fe, no; es sencillo: Existir en Dios con vida real, pero espiritual. El tiempo ya no existe en esa vida.Absolutamente inimaginable «ahora». Lo viviremos, seguro. Pero esto es un acto de fe; a quienes carecen de ella, no les dice nada.
¿Qué quiso decirnos San Lucas con esta escena? No fue un espectáculo. Fue una «visión» nueva que tuvieron los Apóstoles y muchos discípulos de que, acabada la estancia temporal de Jesús en la tierra seguiría entre nosotros, pero en nuestra vida espiritual y sacramentalmente en la Eucaristía. «Subir», «diestra de Dios» son expresiones para entendernos nosotros; no para expresar realidades como es, por ejemplo, la elevación de un globo en la atmósfera.
San Lucas hizo una catequesis con la narración de la Ascensión. Jesús afirmó que volvería. «Ese momento» sólo Dios lo conoce; a nosotros nos toca ponernos de inmediato a construir el Reino de Dios entre los hombres… La obra que Jesús comenzó en la tierra tiene que ser continuada por nosotros.
La «nube que oculta a Jesús» es una imagen bíblica: Jesús seguirá presente, aunque oculto. En adelante, los cristianos serán el «sacramento«, la señal de la presencia de Jesús en el mundo. Jesús seguirá presente entre los hombres en la vida de los cristianos. En la Eucaristía actualizamos esta presencia de Jesús. Cuando comulgamos, nos unimos a Jesús y «volvemos a la vida» llenos de una gran alegría.
Padre nuestro, que estás en el cielo; Danos hoy nuestro pan de cada día. Amén |
Dios te salve, María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo. Santa María, Madre de Dios, Amén |
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. |