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Jesús de Nazaret

Jesús de Nazaret

StatPress

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Desde: 24/09/2015

III.4.6.09. Bienaventurados los que trabajan por la paz.

Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Cuando hablamos de trabajar por la paz, enseguida se nos va la mente a los políticos. Es lógico. Pero hay muchas otras maneras de trabajar por la paz, y más efectivas y más al alcance de cualquier persona de buena voluntad. En otro momento propusimos el caso de Vicente Ferrer, un ejemplo notorio, con el video siguiete (8 minutos).

Este caso es grandioso. Podríamos haber traído aquí miles de ejemplos, católicos o no. Otro muy notorio, menos conocido en ambientes católicos porque el protagonista era protestante: Albert Schweizzer, principios del s. XX, teólogo, matemático, catedrático de universidad a los 22 años, especialista en la música de Bach, investigador importante… se fue a un lugar perdido de África: allí vivió y murió atendiendo a los más miserables de la zona. En el vídeo siguiente damos algunos pensamientos suyos. Son pocos, están en inglés, pero se entienden bien. ¿Qué pensamiento os parece más profundo, serio, realista, impresionante, etc.?

Los ejemplos «con-mueven». Pero las cuestiones que necesitan respuestas posibles son, por ejemplo: ¿Cómo reacciono frente a cualquier «ofensa»? ¿Soy persona vengativa?… Etc.

Otras preguntas menos «aparentes» pero quizá más de fondo: ¿Estoy en Cáritas, Manos Unidas, SED, etc.? ¿Doy limosna alguna vez? Cuando se producen catástrofes con miles de muertos y en lugares pobres ¿lo veo en la TV y nada más? ¿busco dónde depositar mi ayuda, la que sale «de lo mío», de lo que tengo para caprichos… y tendré que privarme? Me contaba una señora: «Me asomé un día a la ventana y vi a un hombre bastante joven rebuscando comida en el contenedor de la basura. Cogí las mejores galletas que tenía en la despensa y se las bajé. No podía aguantar el espectáculo de ver a un hombre joven con hambre. Después mis hijos (cuatro), me tomaban el pelo con lo de haberle dado las que más les gustaban a ellos… ¡Pero no lo lamentaban! ¡Son unos guasones! ¡Salen a su padre!»

¡El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy! ¡Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos…!