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Jesús de Nazaret

Jesús de Nazaret

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Desde: 24/09/2015

III.4.4.02. Qué «decimos» en el padrenuestro. Texto tradicional.

San Mateo recoge en su «Sermón del monte» una larga serie de enseñanzas de Jesús. Hoy nos fijamos exclusivamente en el texto de la oración que enseñó a sus discípulos. En general, se da por hecho que todos los católicos sabemos de memoria el padrenuestro. ¿Es mucho suponer? Dice así:

Padre nuestro que estás en los cielos. Es el saludo. Nos dirigimos al Padre Dios que, según repitió Jesús miles de veces, es ante todo nuestro buen Padre Dios.

Santificado sea tu Nombre. Expresamos un deseo: que su Nombre, Él mismo, sea santificado, no maldecido. De hecho, ¿cuántos se acuerdan de Dios al abrir la boca para zurrarse en Él? «Es que yo no creo en Dios». «¿Y por qué tienes que ofender a los que sí creemos?»

Venga a nosotros tu Reino. Es una sencilla y breve súplica al Padre para que nos ayude a construir «su» Reino. «Que venga porque nosotros colaboramos a que llegue.»

Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. Suplicamos «y acogemos» la voluntad del Padre «¡Que sea lo que Dios quiera!» Con esta súplica no anulamos nuestras decisiones, pero aceptamos como venido del Padre lo bueno o malo que nos suceda. «A Dios rogando y con el mazo dando».

El pan nuestro de cada día dánoslo hoy. Humilde ruego de que el buen Padre Dios nos dé el alimento de cada día… a todos, no sólo a los que no padecemos hambre. Esta petición lleva dentro otra: … y danos mente y corazón para «repartir» nuestro pan de cada día. Puede referirse al «pan sustancial», al alimento espiritual; pero también, sin duda, al material.

Perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Jesús nos dice que, con sencillez y humildad, pidamos perdón al Padre Dios por nuestros pecados. Pero añade algo que a veces hace temblar el alma:…perdónanos ¡como nosotros perdonamos! ¿Y si nosotros no perdonamos? ¿Seguiremos rezando el padrenuestro como si tal cosa?

No nos dejes caer en la tentación. La tentación fundamental según la Biblia, y desde siempre, es «caer en la realización del mal»: sea directamente contra Dios (renegar de Él, blasfemar), sea, la mayoría de las veces, el mal que hacemos a nuestros hermanos los seres humanos.

Y líbranos del mal. El «mal fundamental», el «mal origen de todos los males», el «mal definitivo» es perder a Dios: o porque perdemos la fe en Él, o porque el pecado nos aleja de Él.

Padre nuestro, que estás en el cielo;
Santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación.
Y líbranos del mal.

Amén

Dios te salve, María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios,
Ruega por nosotros, pecadores,
Ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.