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Jesús de Nazaret

Jesús de Nazaret

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Desde: 24/09/2015

II.3.0.07. La familia.

Las familias son las células del tejido social. Para los cristianos, las encargados de construir el Reino de Dios por indicación directísima de Jesús.

— ¡Oiga! Que en mi familia puede suceder de todo… pero de eso de «parecer una célula del Reino de Dios…» ¡Nada de nada! 
— Perfectamente posible. Seas quien seas en la familia… ¡Empieza por ti! «Reparte» paciencia, cariño, serenidad… y empezarás la construcción esa de que hablamos. ¡Ánimo! ¡Cuesta!

Seguro que más de uno pensará que son palabras bonitas. Sí, desde luego. Pero seamos realistas:

  • ¿Respetas la manera de ser de cada uno o te crees el perfecto/a de la familia?
  • Cabreos, riñas, morros, discusiones… «malas hierbas» que se dan como en cualquier jardín ¿te das prisa en «arrancarlas» o «es que la culpa es de…»?
  • Para «dar ideas»: ¿muestras tu fe en Jesús o te da vergüenza que tu padre, tu madre o quien sea, se enteren de que eres creyente? «Sólo los gilipollas van a misa», dijo a una chica su padre.

El Enmanuel, Manuel, o «Dios con nosotros» nació, vivió, aprendió… tuvo la experiencia de una vida familiar como las nuestras. Vivió y aprendió los valores «sociales» fundamentales de la vida en su familia: el amor de Dios (de mayor, se dedicó sólo a «demostrarlo»), el respeto, la obediencia, la colaboración, el sacrificio. Sí, «sacrifico»… porque no soñemos: la vida familiar exige sacrificios aunque los padres sean muy ricos… ¡y quizá hasta más precisamente por eso!

Quizá alguno esté pensando: «Todo eso está muy bien; es muy mono. Pero vaya usted a mi familia y verá». ¡De acuerdo! Es posible. Pero el primero y más responsable de la construcción de tu propia personalidad eres tú. Nadie hará esa construcción por ti. Todos los demás serán colaboradores en tu «edificio».

Te alabamos, Padre, y te damos gracias porque quisiste hacerte hombre en una familia y nos has dado también a nosotros una familia. Hoy te pedimos por todos los responsables de nuestra sociedad: que tengan luz y valentía para gobernar favoreciendo a las familias, que no sea tan difícil formar una familia como lo está siendo en la actualidad. Gracias Señor. Amén. Así sea.

Padre nuestro, que estás en el cielo;
Santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación.
Y líbranos del mal.

Amén

Dios te salve, María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios,
Ruega por nosotros, pecadores,
Ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.