II.3.0.04. María guardaba aquellos sucesos en su corazón.
Por dos veces nos dice San Lucas que María, la Madre de Jesús, «guardaba y meditaba todos aquellos sucesos en su corazón». Una manera sencilla de decir que ante el misterio de su propio hijo Jesús, tenía una actitud de fe y confianza en Dios. No entendía; pero seguía atentamente los pasos de su Hijo… Y así lo hizo hasta la cruz y después reunida con los discípulos.
Cuando invocamos a María, nuestra buena Madre, no estamos pensando en una persona mítica. Estamos rezando a una persona que supo estar junto a Jesús siempre; que fue la primera seguidora de sus palabras, de su vida… A María podemos decirla con verdadera exactitud que es «nuestra hermana en la fe». Ella supo mejor que nadie qué es estar ante el misterio de la alegría, del sufrimiento, de lo común de cada día… con actitud de fe y confianza en Dios.
Escuchamos, pensamos ¡y rezamos!
TANTAS COSAS EN LA VIDA
Tantas cosas en la vida nos ofrecen plenitud y no son más que mentiras que desgastan la inquietud. Tú has llenado mi existencia al quererme de verdad. yo quisiera, Madre buena, amarte más. En silencio escuchabas la palabra de Jesús y la hacías pan de vida meditando en tu interior. La semilla que ha caído ya germina y está en flor. Con el corazón en fiesta cantaré |
AVE MARÍA, AVE MARÍA, AVE MARÍA, AVE MARÍA |
Desde que yo era muy niño has estado junto a mí, y guiado de tu mano aprendí a decir sí. Al calor de tu esperanza nunca se enfrió mi fe, y en la noche más obscura fuiste luz. No me dejes, Madre mía ven conmigo a caminar. Quiero compartir mi vida y crear fraternidad. Muchas cosas en nosotros son el fruto del amor. La plegaria más sencilla cantaré |