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Jesús de Nazaret

Jesús de Nazaret

StatPress

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Desde: 24/09/2015

I.2.1.15. Presencia de María en las primeras comunidades cristianas.

Nos sobran razones para tener devoción a María. Es la Madre de Jesús. Ella se «asoció» libremente al misterio de Jesús. Al final de la vida de Jesús, cuando es ejecutado vergonzosamente («vergonzosamente» no es literatura: quisieron humillarle, reirse de su mensaje…), su Madre es una de las pocas personas «amigas» que está presente. Ella sorbió hasta los posos la copa del dolor… «Una espada de dolor atravesará tu alma».

Tras la muerte de Jesús llegó a su cumbre el misterio: la Resurrección. En un primer momento ni los apóstoles se lo creen. Después ya vuelven a reunirse. Hay que vencer el miedo. Hay que proclamar lo que han visto y oído. Sabían que si al Maestro lo habían tratado como lo trataron, a ellos les iría parecido… Había que rezar, había que tomar fuerzas, había que seguir la labor de Jesús… En aquellas reuniones de oración, de comunicación entre sí, de fortalecimiento de su fe, estaba María, la Madre del Maestro… del que ahora ya comprendían que era el Cristo, no como el que esperaban; pero el verdadero Cristo o Mesías, universal, profundo, sanador definitivo del ser humano… «Salvador» real.

La canción es una humilde oración pidiendo al Espíritu Santo fortalezca nuestro sentido cristiano del vivir.

VEN, ESPÍRITU DE DIOS

VEN, ESPÍRITU DE DIOS, sobre mí,
Me abro a tu presencia,
Cambiarás mi corazón.
Ven, Espíritu de Dios, sobre mí, sobre mí.
Me abro a tu presencia,
Cambiarás mi corazón.

Toca mi debilidad, toma todo lo que soy.
Pongo mi vida en tus manos y mi fe.
Poco a poco llegarás a inundarme de tu luz.
Tú cambiarás mi pasado. Cantaré.

Quiero ser signo de paz, quiero compartir mi ser,
yo necesito tu fuerza, tu valor.
Quiero proclamarte a Ti, ser testigo de tu amor,
entra y transforma mi vida, ven a mí.