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Jesús de Nazaret

Jesús de Nazaret

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VI.5.0.07. Primera carta a los corintios. D: «Ir a misa»


Realmente, nuestras misas de hoy sólo se parecen a las de los primeros cristianos en el objeto de la celebración: «El memorial de la pasión, muerte y resurrección de Jesús«… En el desarrollo de la ceremonia… ¿¿…??

Hoy día, el cura «dice misa» y nosotros «oímos misa»Pasividad casi total.

San Pablo nos deja un testimonio precioso de que «desde el primerísimo momento» los cristianos tenían la misma fe que tenemos ahora; en lo esencial la coincidencia es total. Han cambiado las formas de celebración, no su esencia. Se reunían en una casa particular, quizá especialmente grande. Los «chalets» romanos de gente importante tenían espacio para muchas personas. Cada familia llevaba su comida. En Corinto comenzaron los problemas por esta razón: familias que se preocupaban más de «lucirse» que de «celebrar» la fraternidad. Esta es la causa de la bronca que les echa San Pablo.

En primer lugar se comunicaban la Palabra: o porque alguien la proclamaba, o porque leían escritos evangélicos, cartas, etc. Seguía el «memorial» propiamente dicho del sacrificio de Jesús, comulgaban, rezaban dando gracias, pidiendo, etc. Se despedían… Entonces era espontáneo, participaban todos. Ahora… Quizá por eso, a mucha gente «la misa no les dice nada».

Escribía San Pablo:

«Y al dar estas disposiciones, no os alabo, porque vuestras reuniones son más para mal que para bien.Pues, ante todo, oigo que, al reuniros en la asamblea, hay entre vosotros divisiones, y lo creo en parte.Desde luego, tiene que haber entre vosotros también disensiones, para que se ponga de manifiesto quiénes son de probada virtud entre vosotros.Cuando os reunís, pues, en común, eso ya no es comer la Cena del Señor;porque cada uno come primero su propia cena, y mientras uno pasa hambre, otro se embriaga. ¿No tenéis casas para comer y beber? ¿O es que despreciáis a la Iglesia de Dios y avergonzáis a los que no tienen? ¿Qué voy a deciros? ¿Alabaros? ¡En eso no os alabo!

Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan,y después de dar gracias, lo partió y dijo: «Este es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en recuerdo mío.» Asimismo tomó también la copa después de cenar diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en recuerdo mío.» Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga. 

Padre nuestro, que estás en el cielo;
Santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación.
Y líbranos del mal.

Amén

Dios te salve, María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios,
Ruega por nosotros, pecadores,
Ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.