VI.4.4.00. Orar cada día.
Jesús, dede muy niño, aprendió a rezar. Los judíos piadosos de su tiempo lo hacían cada día al amanecer y al atardecer. Sus oraciones solían empezar por Bendito seas, Señor, por… y continuaban con los motivos por los que bendecían a Dios: el nuevo día, un acontecimiento feliz o desgraciado, etc. Podemos, y debemos, hacerlo hoy día nosotros… ¿Os imagináis algún hijo o hija que conviviendo con sus padres y hermanos jamás les dirigiese la palabra, ni para agradecer ni para nada…?
La contemplación de la presentación siguiente es una invitación a contemplar y orar.