¡¿Jesús de Nazaret?! ¡Ah, sí!

Cada año nos llega mucho material gráfico para hablar del DOMUND. Aquí recogemos un testimonio divulgado el año 2010. Extractamos «lo esencial» del «espíritu» del DOMUND.

De la fa foto que aparecía en el cartel del Domund de 2010 cuenta «la modelo»: “Estábamos en Rancho Viejo, el centro de la misión de un grupo de 14 conquenses. Viajábamos a pueblos pequeños y en uno de ellos me puse a jugar con los niños. Justo en esos momentos, Merce la Hoz nos fotografió a la pequeña Aída y a mí, sin que nos diéramos cuenta”.

Joan, un laico alicantino se encontraba en este lugar. “Joan pertenece al movimiento de Ekumene, contactamos con él y, durante dos años, estuvimos preparando lo que queríamos hacer allí”. Pero programar una misión desde Cuenca es complicado. Una vez allí, hubo que ajustarse a las necesidades de la zona. “Tardábamos más de dos horas en recorrer 40 kilómetros. Nos dedicamos principalmente a una tarea evangelizadora. Visitábamos las casas, si se las puede llamar así, a los niños, ancianos, enfermos… Compartir nuestros días con los indígenas de Rancho Viejo fue una de las experiencias más positivas”, señala la hermana Laura, quien añade que hubo también dificultades pero “eso se olvida pronto”. “La experiencia, psicológicamente, es muy dura. La impotencia es lo peor, ver como viven y poder hacer poco para mejorar su situación. Tienen hambre, unas condiciones higiénicas deplorables, un clima extremo… pero todo ayuda y de todo se aprende”, añade.

La experiencia de ayudar y aprender. Pero, ¿qué impulsa, sobre todo a la juventud, a comprometerse en este tipo de acciones? “Imagino que tanto a sacerdotes, como religiosas y a los jóvenes es el deseo de darse a los demás, servir, entregar y enriquecernos con la pobreza. En definitiva, en todos hay una chispa misionera que arde en nuestros corazones.»

La hermana Laura no duda en que la experiencia, a pesar de su dureza, es enriquecedora para quienes la realicen, “eso de romper con tu comunidad y de ver que hay situaciones realmente duras en otros países ayuda a encajar la realidad y las contrariedades de la vida, hasta el punto de llegar a preguntarse quienes son realmente los pobres y los ricos en este mundo. Recomiendo la experiencia porque ayuda. A medida que pasa el tiempo me doy cuenta de que se ha convertido en una luz en el camino que ilumina mi presente”.

«La generosidad de quienes contribuyen es fundamental… Gente como Joan… o como una familia que estuvo caminando un día entero para bautizarse porque se habían enterado de que estaban allí los sacerdotes… en ellos ves realmente a Dios».

(El vídeo siguiente http://youtu.be/qZSHSrl86VY (necesita conexión a internet) es también una profunda reflexión sobre la obra misionera de «las y los misioneros», seres humanos como los que nos quedamos en nuestras casas… 10 minutos.)