¡¿Jesús de Nazaret?! ¡Ah, sí!

Es la devoción mariana más popular. Al menos por cultura, hay que saber en qué consiste.

«El Rosario es una combinación de oraciones vocales y de meditación. Consiste en ir repitiendo el avemaría interponiendo un padrenuestro entre cada diez. Esto nos sirve de fondo para, a la vez, ir meditando en la vida de Cristo.

«Rosario» significa «corona de rosas». A través del permanente saludo del Ángel (el Avemaría) el Rosario nos permite reflexionar sobre los principales episodios de la vida de Cristo llamados «Misterios» (gozosos, dolorosos, luminosos y gloriosos). Por ello del Rosario se dice que es «Compendio del Evangelio».

Ayuda a mejorar espiritualmente. Podemos meditar en medio de un mundo tan ruidoso y rápido, que no nos deja reflexionar, pensar, «comunicarnos» con Dios, rezar.

Cuando meditamos los misterios (que no es difícil) nos centramos en las actitudes que toma Cristo en su tarea como salvador y profeta, por lo que aprendemos de ellas recordando siempre que Jesús es el perfecto misionero.

Es la oración ideal para las familias cristianas: «La familia que reza unida, permanece unida», era el eslogan… y se hacía reralidad. Yo puedo afirmarlo de mí y sé también de muchos otros amigos.

La misma Virgen María, en sus apariciones, nos pide que recemos el Rosario. Respondamos a su llamada, hagamos caso a la petición de nuestra Buena Madre.»