V.3.2.04. Gamaliel.
Los cristianos crecían y crecían en número como si se tratase de un contagio imparable. Para ellos, Jesús había sido la culminación de la religión judía, pero extendida a todos los pueblos; pero no una religión distinta. Por eso subían cada día a orar al Templo como los israelitas piadosos. Además, en torno a ellos surgieron milagros de un parecido mosqueante con los de Jesús. Practicaban y proclamaban la doctrina de Jesús: el amor, el perdón, la ayuda, etc. al prójimo, fuese quien fuese, pues todo eso era más importante que el cumplimiento minucioso de las normas de la Ley.
La cuestión parecía tan grave a los miembros del Senado, Sanedrín, que organizaron una persecución en toda regla. Dominaban los halcones: dieron poderes a Saulo de Tarso para exterminar el «mivimiento de Jesús». Los moderados «se conformaban» con mandar apalearlos… ¡Y los apalearon!
Gamaliel era fariseo, Maestro de la Ley y profundamente religioso. Expuso su idea: «Israelitas, tened cuidado con lo que vais a hacer con esos hombres... Os aconsejo que dejéis a estos hombres y no os metáis con ellos; porque si este asunto es cosa de hombres, fracasará; pero si es cosa de Dios, no podréis vencerlos.»
Gamaliel señaló el punto clave: «Si es cosa de Dios…» En efecto: era absolutamente imposible que el «movimiento Jesús» no se agotase en cuestión de meses de no ser cosa de Dios. Este «movimiento» pedía a sus seguidores todo lo contrario de lo que cualquier líder social con sentido común pediría a la gente:
- desprendimiento afectivo, e incluso efectivo, de bienes;
- aprecio y ayuda a todos, incluso a gentes indeseables desde siempre como había hecho Jesús. Los judíos era muy clasistas.
- perdonar siempre y a todos en una sociedad que consideraba la venganza poco menos que una obligación «divina»;
- seguridad de que serían perseguidos y hasta ajusticiados como el Maestro;
- y un premio absolutamente desconocido ¡y sólo asequible tras la muerte!…
- premio que sería la culminación de un supuesto Reino de Dios en esta tierra, que ellos debían intentar instaurar…
- …
El movimiento Jesús no fracasó. No se ajustaba a ninguna previsión «razonable»… excepto el factor señalado por Gamaliel: «si es obra de Dios». Es la única explicación sensata del fenómeno de la expansión del cristianismo, entonces ¡y ahora!
Padre nuestro, que estás en el cielo; Danos hoy nuestro pan de cada día. Amén |
Dios te salve, María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo. Santa María, Madre de Dios, Amén |
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. |