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Jesús de Nazaret

Jesús de Nazaret

StatPress

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Desde: 24/09/2015

IV.3.2.00. Incidentes en el Templo. Narración evangélica.

(Maqueta del Templo de Jerusalén en tiempos de Jesús.)

El recinto abarcaba unos 500 m de largo por 300 m de ancho. El atrio de los gentiles era un patio amurallado y porticado; los no-judíos podían entrar en él. En medio, otro patio cercado, el atrio de los judíos. Y en su cabecera, el templo propiamente dicho, el Sancta Sanctorum, una construcción en forma de cubo de unos 10 m de lado en el que sólo entraba una vez al año el Sumo Sacerdote para ofrecer el sacrificio de expiación por los pecados de todo el pueblo en la fiesta del Yom Kippur. En él se habían guardado los recuerdos más sagrados de Israel: el arca de la alianza con las tablas de piedra de la Ley, la vara de Aarón, etc. En la época de Jesús, y debido a las varias invasiones de la ciudad, todos esos recuerdos sagrados se habían perdido.

Cuando Jesús realizó los hechos que narra el evangelio era la Fiesta de la Pascua. Por eso había en el «patio de los gentiles» animales para los sacrificios, mesas de cambistas de moneda (el Templo tenía moneda propia; no valía la romana), etc. La presencia de un grupo de 15 o 20 personas armando jaleo no llamaría excesivamente la atención de los soldados romanos, aunque sí de la guardia judía propia del Templo. Los sacerdotes se hicieron presentes en la zona del altercado.

El vídeo  siguiente es la narración de San Juan:

Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas en sus puestos. Haciendo un látigo con cuerdas, echó a todos fuera del Templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero de los cambistas y les volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: «Quitad esto de aquí. No hagáis de la Casa de mi Padre una casa de mercado.» Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: «El celo por tu Casa me devora».

Los judíos entonces le replicaron diciéndole: «¿Qué señal nos muestras para obrar así?» Jesús les respondió: «Destruid este Templo y en tres días lo levantaré.» Los judíos le contestaron: «Cuarenta y seis años se tardaron en construir este Templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?» Pero él hablaba del Templo de su cuerpo.

San Marcos y San Lucas mencionan la intención de los responsables del Templo:

«Se enteraron de esto los sumos sacerdotes y los escribas y buscaban cómo podrían matarle; porque le tenían miedo, pues toda la gente estaba asombrada de su doctrina…» ¡¡y le seguían!!

Para acabar, una pregunta «malvada»: ¿Nos tienen miedo a los cristianos los poderosos de la tierra «ahora»? ¿Por qué?