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Jesús de Nazaret

Jesús de Nazaret

StatPress

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Desde: 24/09/2015

IV.2.0.00. Tensión con las autoridades israelitas. Parábola de los viñadores.

Hoy día un buen artista de cine tiene que presentarse en Holywood… En tiempos de Jesús, un profeta tenía que «prersentarse» en Jerusalén. Había predicado un mesianismo muy diferente del que esperaban las autoridades y el mismo pueblo; había manifestado sus ideas sobre el Templo; había tomado postura clarísima frente a ciertas normas de la ley. Tras su entrada en Jerusalén se encuentra en una encrucijada decisiva: o muestra «sus» razones para confirmar lo que dice o tendrá que aguantar las consecuencias de haber segado la hierba bajo los pies de los poderosos. Como le acosan y acusan buscando «algo» en que sorprenderle, les contó esta parábola:

«Un hombre plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos labradores, y se ausentó.

Envió un siervo a los labradores a su debido tiempo para recibir de ellos una parte de los frutos de la viña. Ellos lo agarraron, lo golpearon y lo despacharon con las manos vacías. De nuevo les envió a otro siervo. También a éste lo insultaron y lo descalabraron. Y envió a otro y a éste lo mataron; y también a otros muchos, hiriendo a unos, matando a otros.

Todavía le quedaba un hijo querido; les envió a éste, el último, diciendo: «A mi hijo le respetarán». Pero aquellos labradores dijeron entre sí: «Este es el heredero. Vamos, matémosle, y será nuestra la herencia.» Lo agarraron, lo mataron y lo tiraron fuera de la viña. ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá y dará muerte a los labradores y entregará la viña a otros.»

La parábola era clarísima para la gente culta de Jerusalén: Yahvé les ha enviado profetas para advertirles de sus pecados. Ni caso. Ahora Jesús se presenta como el último enviado y sabe de sobra que pretenden matarlo. ¿Cómo reaccionan los poderosos ante advertencia tan clara?

Por parte de Jesús, no hay dudas:

  1. Ha manifestado su «autoconciencia» de ser el último profeta que enviará Dios.
  2. Su entrada en Jerusalén entre aclamaciones del pueblo como Hijo de David equivale a manifestarse como Mesías.
  3. El lío que armó en el Templo a latigazo limpio y recordando aquello de «convertir la casa de Dios en cueva de ladrones» tampoco era difícil de interpretar.

Jesús ya lo ha hecho todo por el Reino de Dios. Sabe que si quiere ser creído tendrá que aguantar hasta el final espantoso de tortura y muerte. Dios se lo pide. Está dispuesto a todo… aunque le cuesta hasta «sudar sangre».

¿Hasta dónde estamos dispuestos a «dar»? ¿Quiere esto decir que todos tenemos que «ser Jesús» de forma idéntica a Él? No. Pero sí significa que cada persona debe dar lo mejor de sí mismo. Es «ley cristiana»…

Padre nuestro, que estás en el cielo;
Santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación.
Y líbranos del mal.

Amén

Dios te salve, María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios,
Ruega por nosotros, pecadores,
Ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.