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Jesús de Nazaret

Jesús de Nazaret

StatPress

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Desde: 24/09/2015

III.4.6.17. Hambre de misericordia. Segundo.

Para la reflexión de hoy, unos párrafos inconexos, cuyo origen ni siquiera recuerdo.

«Es más grande la soledad de dos en compañía». Autor, o repetidor, de esta «sentencia»: un magnate de la industria. Parece que lo tiene todo, pero en el fondo vive una gran soledad. Con dinero puede comprarse todo, excepto el cariño.

«Lo peor para mí – dice una anciana – son los domingos y fiestas. Me los paso sola ante la ventana. Me gustaría hablar con alguien. Nadie quiere… Y me cierro cada vez más en mi soledad. Todos dicen que no tienen tiempo. Sólo lo tienen para el dinero

«Es una pena vivir sola. Por eso, aunque con pena, me he ido a un hogar de acogida. He encontrado el calor de una familia que ya no tenía. Van a su bola. Somos para ellos un estorbo. Aquí, al menos, he hallado la acogida, la discreción y la simpatía de todos. Creen que ellos no llegarán a ancianos».

«Felices los que emplean sus horas libres en visitarnos, sonreírnos y nos permiten que les digamos una y otra vez los recuerdos felices de nuestra juventud y madurez. Felices quienes endulzan los últimos años o días de mi vida hasta que vaya a la casa de Dios.»

Residencia de la tercera edad. Sala de estar. La mayoría están viendo la TV o leyendo la prensa. La cuidadora jefe acompaña al visitante y le dice al entrar en la sala de estar: «Observará cómo sistemáticamente todos vuelven la cabeza a ver quién entra. Siempre esperan la visita de algún familiar o amigo. Se sienten muy solos.»

Hace años se comentó mucho una noticia: Un labrador, realmente rico, vivía sólo. Ya no podía trabajar sus tierras. No tenía herederos. Puso un anuncio: dejaba toda su fortuna a la familia que la quisiera a condición de que le dejasen vivir en su casa y le atendiesen razonablemente hasta su muerte. La oferta interesó a un matrimonio joven con dos o tres niños. Aceptaron… La «noticia estalló» cuando se supo que este matrimonio había enviado al anciano a una residencia… porque no era nada agradable vivir con él. (¿Y qué esperaban?)

¡Qué facil es hacer obras de misericordia! ¡Y qué fácil también encontrar «razones la mar de razonables» para no hacerlas!

¡Cuántos hambrientos de misericordia pasan diariamente por delante de tus narices y … ¿qué?! ¿Tienes hambrientos de misericordia (compañía, escucha, etc.) en tu misma familia y… «sólo a recibir la propina»?

Padre nuestro, que estás en el cielo;
Santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación.
Y líbranos del mal.

Amén

Dios te salve, María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios,
Ruega por nosotros, pecadores,
Ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.