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Jesús de Nazaret

Jesús de Nazaret

StatPress

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Desde: 24/09/2015

III.4.2.16. Parábola del fariseo y el publicano. Texto evangélico.

«Y refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, dijo también esta parábola:«Dos hombres subieron al Templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba en voz alta: “Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis ganancias”. En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!”.Os aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado».

El fariseo de la parábola era tal como se describe a sí mismo: honrado, cumplidor, etc. ¿Por qué no salió justificado?

Que una persona «madura», de cualquier edad, mienta a los demás es indecente… ¡Pero que se miente a sí misma…!

Jesús no condena el reconocimiento de nuestra manera de ser (capacidades, virtudes, hechos, etc.) sino el sentido que el fariseo da a esas cosas: habla a Dios de sí mismo reconociendo su verdad, pero «comparándose con los demás»Se cree superior a los demás. ¡Desprecia a los demás! ¡Cree ser superior a ellos! Y, encima, se lo cuenta a Dios. Ante Diosel fariseo es dueño de sus cualidades… Ni dones recibidos ni al servicio de nadie. ¡Diametralmente opuesto a lo que Jesús predica!

Los cristianos tenemos y apreciamos cualidades, posibilidades, etc. Jesús quiere que miremos bien cómo las tenemos,para qué las tenemos, qué uso hacemos de ellas. Él dio preferencia a los más humildes o «apartados». Pero no despreció a las autoridades y a los ricos; puso «su» persona y su mensaje al servicio de «todos». Su Reino no es «sólo para los que cumplen la ley».

En el Reino de Dios no hay una fuente de dignidad más alta que ser hijo de Dioshermano de «todos» los demás seres humanos. El publicano (considerado un malvado por servir al Imperio) reconoce su situación; no se jacta de ella; al contrario, cree que su situación no es buena. Está en actitud humilde y agradecida ante el Padre. Esta actitud le salva.

Dialoguemos: ¿Cuál es la actitud más frecuente entre nosotros: la del fariseo o la del publicano?