¡¿Jesús de Nazaret?! ¡Ah, sí!

San Lucas cuenta que cuando Jesús cumplió 12 años subió a Jerusalén a celebrar la Pascua con sus padres. A los doce años, los niños israelitas de aquel tiempo entraban a formar parte de la sociedad; era una especie de «mayoría de edad».

En vez de regresar junto a sus padres, se quedó en el Templo. María y José se alejaron hacia Nazaret. No lo encontraron en la caravana. Volvieron a Jerusalén y encontraron a Jesús hablando con los Sacerdotes y Escribas en el Templo.

Puede que el hecho fuese como lo cuenta el evangelista. Pero lo importante, como siempre, no es la crónica sino la lección de fe: Jesús se siente llamado por Dios desde que es consciente, mayor. Sus padres no entienden su actitud. Por segunda vez dice el evangelista que María guardaba todo aquello meditándolo en su corazón.

Zeffirelli muesra bastante bien, al parecer de los historiadores, el ambiente de la época… Quizá se pasó varios pueblos eligiendo a un niño de preciosos ojos azules para representar a Jesús. Pero esto no pasa de ser una licencia cinematográfica sin importancia a la hora «de aprender la lección de fe evangélica».