¡¿Jesús de Nazaret?! ¡Ah, sí!

Sugerimos una observación: que el rostro de los niños es encantador. No importa la raza, la situación económica, etc. La ilusión, la inocencia, a veces la picardía, la ansiedad, la felicidad se asoman a todas las miradas. ¿Por qué al crecer se apagan «estas luces» en nuestras miradas?

En un concurso de piropos, ganó el siguiente: «Lo más bonito de tus ojos es el alma que se asoma a ellos». Este piropo iba dirigido a una joven ¿qué conservaría en su mirada? ¿Sería tan sólo el color verde de sus ojos? ¿Por qué el autor del piropo nombró el alma de la joven?

Otra anécdota muy secilla: Era una niña de 13 años. Un profesor siempre decía de ella que «tenía la mirada más luminosa del colegio». A la vuelta de vacaciones de verano, el profesor comentó: «Esta niña ya no tiene la mirada de antes.» ¿Qué pudo cambiar en ella?

¿Qué es lo que más nos agrada de las personas a las que miramos a los ojos? ¿Han de ser necesariamente ojos azules, soñadores, hermosísimos o…? ¿Qué?

De Jesús dice San Lucas que «crecía en edad, sabiduría y gracia ante Dios y ante los hombres«. Una última pregunta:¿Qué significa crecer en gracia ante los hombres? Veamos este power point. Sólo son fotografías de rostros infantiles. Mira, piensa, hazte preguntas.