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Jesús de Nazaret

Jesús de Nazaret

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Desde: 24/09/2015

II.2.2.09. Magos, Herodes e inocentes de hoy día.

Recordemos:

  • San Lucas: El anciano Simeón dice a María: «Éste (Jesús) está puesto… para ser señal de contradicción. ¡Y a ti misma una espada de dolor te atravesará el alma! a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»
  • San Mateo habla de seguidores increíbles, los magos venidos de Oriente, y de perseguidores implacables: Herodes… que no se detendrá ni ante la vida de niños inocentes.

Observemos:

  • Dios interviene en la vida de Jesús desde el primer momento de su vida humana; el anciano Simeón dice que es el Mesías esperado por los israelitas.
  • Jesús es signo de contradicción; es decir, que ante Jesús no cabe la indiferencia:

Abramos los ojos… Los ejemplos de uno y otro signo están por doquier.

  1. ¿No «suenan» siquiera los intentos de exterminio de pueblos enteros o la matanza de bebés por la simple razón de que «molestan» si nacen?
  2. Por otra parte ¿hay alguien tan distraído que no se entere de lo que hacen tantos hombres y mujeres que dejan su tierra tan civilizada y se van a las zonas más miserables de la tierra en busca de los «niños Jesús» que los poderosos de esa misma tierra dejan morir de hambre?
  3. Incluso dentro de nuestra sociedad que vive tan ricamente ¿cuántas personas dedican todo o parte de su tiempo a ayudar a los demás y hacen esto precisamente porque Jesús ha nacido en sus corazones?

Cuando se descubre «la mano de Dios en las estrellas», los verdaderos adoradores de Dios se comportan como los Magos: Buscar a Jesús, a la multitud de «jesuses» que a diario nos encontramos. Pero también es cierto que el egoísmo es como empeñarse en ver con ojos de cemento… ¡No hay manera!

Cuando los enemigos de la Verdad sobre la Humanidad se empeñan en soterrarla no se detienen ante nada. Buscad ejemplos históricos y actuales… ¡y os quedaréis de piedra!

Recemos: Señor, te alabamos porque nos diste a Jesús. Te rogamos nos ayudes a ver «su» estrella y a buscarlo con honradez y valentía.

Padre nuestro, que estás en el cielo;
Santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación.
Y líbranos del mal.

Amén

Dios te salve, María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios,
Ruega por nosotros, pecadores,
Ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.