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Jesús de Nazaret

Jesús de Nazaret

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Desde: 24/09/2015

II.1.1.01. San Lucas. Anunciación de Jesús.

Tras la Resurrección de Jesús, sus discípulos caen en la cuenta de que no han vivido al lado de un profeta más, sino que el mismísimo Dios se había hecho hombre en Jesús. Habían vivido al lado de «la figura visible de Dios invisible». Se dieron cuenta de que Jesús era el Mesías que los judíos llevaban esperando siglos… pero muy distinto de lo que esperaban. Desde Jesús, la muerte dejaba de ser un final total, para ser una puerta abierta a la misma vida plena, como Jesús, en Dios. ¡Eso sí que es salvación!

Este es un misterio que muchas personas no tragan. Lo que dice San Lucas es que semejante misterio de amor de Dios no podía ocurrir sin una presencia especialísma de Él: esta es la enseñanza fundamental de la Anunciación a María. Si lo pensamos despacio, nos deja aplanados, «despatarrados mentalmente». ¿Cómo puede Dios querernos de tal manera?

Narración de San Lucas:

  • «… fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.»

  • María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios.» Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue.»

Si a nosotros nos cuesta creer semejante alarde del amor de Dios ¿os imagináis lo que pudo costar a María creerse la comunicación del ángel Gabriel? Su prima Isabel la llamará bienaventurada «porque has creído lo que se te decía de parte de Dios».

¿os imagináis cómo será la atención que pondrá nuesta buena Madre María si le pedimos que, por favor, nos ayude a creer, a ser buenos cristianos, que nos ampare ya desde ahora…?