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Jesús de Nazaret

Jesús de Nazaret

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II.0.1.02. El evangelio de San Mateo. Introducción.

Fue escrito en los años 80, después de la destrucción de Jerusalén (año 70) y dispersión del pueblo judío. Consecuencia: el poder judío sostenido por los Sumos Sacerdotes y saduceos, tan y más política que religiosa, desapareció por completo. Pero no desaparecieron los fariseos: aunque muchos eran «gente bien», se distinguían sobre todo por su conocimiento de las Sagradas Escrituras y por su cumplimiento estricto de la Ley. Eran integristas; pero no fanáticos. De hecho, muchos fariseos se unieron al movimiento cristiano. Había, pues, comunidades cristianas en las que convivían judeocristianos y cristianos procedentes del paganismo.

Así era la comunidad cristiana de Antioquía, ciudad con predominio de cultura griega (ahora en Siria). Este evangelio fue escrito probablemente por el mismo Apóstol San Mateo, judío de nacimiento, pero cobrador de impuestos, funcionario del Imperio. Seguro que sabía leer y escribir.

Esta procedencia del evangelio de San Mateo explica muy bien algunas de sus características diferenciales:

San Mateo sustituye casi siempre la expresión «Reino de Dios» (sólo la emplea cuatro veces) por la de «Reino de los cielos». Se explica. Los judíos evitaban decir y pronunciar la palabra «Dios» por respeto. Pues por respeto a los muchos judeocristianos de la comunidad, el autor empleó la segunda expresión. Una curiosidad: Quizá por eso haya contribuido a «popularizar» la idea de que el Reino que predicaba Jesús «sólo valía» para después, para el cielo… ¡No es así! El Reino de Dios lo construimos entre los hombres durante el tiempo que vivimos en la tierra. Después llega el cielo de cada uno y llegará un final para todos.

Un propósito evidente en este evangelio es mostrar que Jesús era el Hijo de Dios y Dios, y Mesías Salvador, esperado por lo judíos. Por esta razón cita tantas veces el Antiguo Testamento. Ejemplo: la narración del nacimiento de Jesús presenta un claro paralelismo con el nacimiento del pueblo judío conducido por Moisés. Importante cuestión para los judeocristianos que «pensaban con» las Escrituras Santas. E importante también para los cristianos de origen pagano, muy inclinados a «mitologizar» a Jesús… que no acaban de meterse en la cabeza el misterio más incomprensible del cristianismo: que el mismísimo Dios se hubiese hecho un ser humano como nosotros. De hecho, por entonces ya aparecieron los «docetistas», empeñados en que Jesús no fue verdadero ser humano.

Este evangelio presenta a la Iglesia («ecclesia, reunión») de los cristianos como «nuevo pueblo de Dios», pueblo abierto al mundo entero, por contraposición al exclusivista pueblo judío. Este evangelio destaca la figura de San Pedro como cabeza de la Iglesia, ese nuevo pueblo de Dios.

Padre nuestro, que estás en el cielo:
Santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación.
Y líbranos del mal.

Amén

Dios te salve, María, llena eres de Gracia,
el Señor es contigo.

Bendita tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios,
Ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.