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Jesús de Nazaret

Jesús de Nazaret

StatPress

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Desde: 24/09/2015

I.2.1.13. Mujer, ahí tienes a tu hijo. Rezar a María.

Algunas personas dicen que «no saben rezar»… Pues es fácil. A veces rezamos con la cabeza; otras, con el corazón; y otras, con el trasero… pues no podemos hacer más que sentarnos ante la naturaleza, una imagen, el sagrario… y callarnos, contemplar… Una anécdota: El párroco había observado que un señor del pueblo se pasaba horas en la iglesia, sentado en un banco. Un día le preguntó qué hacía durante tanto tiempo. Le respondió: «Nada. Sólo digo «Señor; aquí está Juan».

Seguramente el señor Juan era una persona ya mayor. A las personas jóvenes (y no tan jóvenes), lo que nos resulta muy difícil es mantener la mente en silencio. Nos ponemos a rezar y pasan por nuestra mente, como una película acelerada, todas las vivencias recientes buenas y malas, las preocupaciones, las ilusiones, esa persona que me embelesa hasta casi no poder pensar más que en ella, etc. Pues una buena manera de rezar a nuestra Buena Madre es «hablar» con ella de todas esas cosas. Ella supo muchísimo de todo eso que nos pasa por la mente y lo puso todo en su corazón y en las manos de Dios. ¡Cuántas veces he sentido a María como Madre! Ella me empujó en ocasiones a ser buena persona, a aguantar, a decidir…

Estaba Jesús agónico en la cruz, vio a su Madre y a Juan junto a la cruz, muertos también ellos de angustia y dolor por su incapacidad para hacer algo por Él. «Mujer, ahí tienes a tu hijo. Juan, ahí tienes a tu madre». De alguna manera, «Juan» éramos todos en ese momento. Jesús nos encomendó a todos a su Madre. Y su y nuestra Madre se acuerda de nosotros, intercede ante el Padre por nosotros…

La canción siguiente es una oración tradicional, el «Acordaos», aunque como ahora ya no empleamos esa manera de tratarnos, la canción se dirige a nuestra Buena Madre tuteándola «Acuérdate…» Y al mismo tiempo que rezamos por nosotros, recemos también por tantos hermanos nuestros que padecen, que matan, que no creen en nada sobrenatural, que parecen vivir como si Dios no existiese, que… Seguro que no saben lo que hacen…

ACUÉRDATE, MARÍA

Acuérdate, oh Virgen María
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que han acudido a ti
implorando tu asistencia,
reclamando tu socorro,
haya sido abandonado de ti.

OH, OH, MARIA, OH, OH, MARIA,
OH, OH, MARIA, OH, OH, MARIA.

Acuérdate, oh Virgen María
que eres Madre del amor,
y nos amas cuando amamos en el Señor.
Confiados en tu mano,
hoy venimos ante ti
con un canto de alegría en el corazón.