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Jesús de Nazaret

Jesús de Nazaret

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I.1.0.01. Presentación de Jesús de Nazaret. Cristianismo. * – **

Históricamente fue un judío que nació, vivió y fue torturado y muerto por el Imperio Romano durante los 30 primeros años del siglo I de nuestra Era. Los últimos años de su vida se dedicó a predicar, a dar una visión del Dios de los judíos distinta de la predominante en su pueblo. Se rodeó de discípulos y discípulas. Menos un discípulo llamado Juan, María su madre y otras mujeres, todos se dispersaron con motivo de su crucifixión.

Cristianismo:

Pero sucedió algo realmente muy extraño a todos los que le habían seguido de cerca. Unos decían que habían hablado y visto a Jesús vivo y en persona, como era antes de ser ajusticiado. Otros, que los había acompañado; etc. En definitiva, que estaba vivo. Entonces se sienten fuertes, iluminados, poseedores de una verdad no conocida antes; empiezan a comprender lo que habían vivido junto a Jesús. Caen en la cuenta de que aquella manera de vivir y de ser Hombre sólo Dios podía realizarla. Enseguida empiezan a proclamar que Jesús de Nazaret, a quien autoridades judías y romanas habían crucificado, era el verdadero Mesías esperado, era Hijo de Dios y Dios como el mismo Padre, creador de todo lo existente; que este Dios se había hecho hombre en Jesús; que se había hecho Enmanuel, Dios con nosotros; que » había puesto su tienda entre nosotros” en alusión a los años de peregrinación por el desierto tras la salida de Egipto. Que Dios lo había glorificado, exaltado. Que no había quedado en el lugar de los muertos (en el sheol) sino que Dios lo había devuelto a la vida; a una vida definitiva, sin sombra de muerte… Que él, Jesús, era la verdadera garantía y esperanza de salvación definitiva, de justicia consumada, de plenitud humana definitiva. Que para alcanzar esta salvación “ya no valía ser judío o extranjero, varón o mujer, amo o esclavo”; bastaba la condición de Ser Humano… porque el Reino de Dios ya no lo piensan como la sociedad de “los justos”, como antes se pensaba del pueblo judío, sino el Reino de todos los Seres Humanos. Que lo más fundamental de ese Reino de Dios no es que nosotros amemos a Dios, sino que Dios nos quiere a todos de manera incomprensible, ¡in-com-pren-si-ble! El mismo Jesús lo había dicho expresamente muchas veces y en forma de parábolas; pero nunca habían sido capaces de entenderlo del todo. Esta verdad tan “primigenia” del mismo Jesús y de los primeros cristianos, no acaba de ser bien entendida ni siquiera por una buena parte de los cristianos actuales.

Padre nuestro, que estás en el cielo:
Santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación.
Y líbranos del mal.

Amén

Dios te salve, María, llena eres de Gracia,
el Señor es contigo.

Bendita tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios,
Ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.