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Jesús de Nazaret

Jesús de Nazaret

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Desde: 24/09/2015

I.1.1.9. Mal, dolor… Pensar y rezar a María.

El mal engendra dolor, siempre. Ni siquiera el placer de la venganza – «placer de dioses» dicen algunos… ¡en qué «dioses» pensarán! – se libra de causar un mal y dolor espantoso. Y esto, no sólo en las personas que son objeto del mal. También en la propia persona que hace el mal… El autor del mal sale «dañado» siempre, aunque nos cueste admitirlo. Lo curioso es que esta verdad también procede del ámbito antropológico y psicológico.

Ante la multitud de sufrimientos que padecemos los seres humanos a causa del mal que nosotros mismos engendramos, los cristianos tenemos una respuesta realista: hacer el bien en torno a nosotros siempre, sin cansarnos… (lo cual cuesta montón) y rezar, rezar, rezar… metiendo en nuestra alma todo ese sufrimiento no por masoquismo inútil, sino por «com-pasión activa» con los que sufren. Si una persona no es compasiva, o no sabe qué es ser cristiano, o ya no lo es. Dios Padre nos quiere a todos, sin excepción, incluso a los malvados y aunque ni crean en Él. Esto es puro mensaje de Jesús… aunque se revele en nosotros esa especie de instinto de justicia que llevamos muy dentro. (La misma presentación en poerpoint: VI_4_2_09_Dolorosa_Bn )

Pensemos ¡y recemos!: Dolorosa.

Dolorosa de pie junto a la cruz,
tú conoces nuestras penas,
penas de un pueblo que sufre.
Dolor de los hombres sin tregua oprimidos,
cansancio de brazos en lucha sin fin,
cerebros lavados a base de slogans,
el rictus amargo del pobre infeliz.
Dolor de cuerpos que sufren enfermos,
el hambre de gentes que no tienen pan,
silencio de aquellos que callan por miedo,
la pena del triste que está en soledad.
El llanto de aquellos que suman fracasos,
la cruz del soldado que mata el amor,
pobreza de muchos sin libro en las manos,
derechos del hombre truncados en flor.
El drama del hombre que fue marginado,
tragedia de niños que ignoran reír,
la burda comedia de huecas promesas,
la farsa de muertos que deben vivir.
Dolorosa de pie junto a la cruz,
tú conoces nuestras penas,
penas de un pueblo que sufre.