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Jesús de Nazaret

Jesús de Nazaret

StatPress

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Desde: 24/09/2015

VI.5.0.15. Carta a los efesios.

Éfeso era capital de la provincia romana de Asia, abierta al Mediterráneo, en el que convergían todas las provincias del Imperio. Allí pasó San Pablo predicando el Evangelio tres años, entre el 45 y 49. En los años 61 a 63 está preso en Roma. Desde la prisión escribe varias cartas de gran importancia: a efesios, a colosenses y a filipenses…

En la carta a los efesios, tras el saludo inicial, recoge San Pablo un himno-oración que se recitaba ya en las comunidades cristianas. En él habla del plan de Dios para la Humanidad:

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante Él por el amor.

Él nos destinó en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos concedió en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia hasido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Este es el plan que había proyectado reralizar por Cristo cuando llegase el momento culminante:recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.

Nos deja atónitos que cristianos «de primera hora», analfabetos casi todos como el resto de la población, dijesen de memoria este himno que resume «el misterio de Dios creador centrado en Cristo Jesús»: todos los seres humanos somos queridos por Dios, todos tenemos salvación… Éste el «secreto» de Dios: «Recapitular», «reunir» en Cristo Jesús todas las cosas de la Creación, dar a todo el sentido verdadero de su existencia. Esta es la verdadera manera de ser «humanos» y no una especie animal cualquiera, por muy inteligente que sea… (como seríamos sólo por evolución de las especies). Decirse cristiano hoy día, 2000 años después de San Pablo, ignorando esta concepción de la Humanidad es ignorancia supina, interesada… o pura soberbia.

¡Señor Jesús, ven, te necesitamos!

Padre nuestro, que estás en el cielo;
Santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación.
Y líbranos del mal.

Amén

Dios te salve, María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios,
Ruega por nosotros, pecadores,
Ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.