¡¿Jesús de Nazaret?! ¡Ah, sí!

In-maculada significa «no manchada». Creemos que ni siquiera tuvo el pecado original, pecado»de origen», de todos los seres humanos. No es pecado personal, pero es como si estuviese en la entraña de cada uno de nosotros por el mero hecho de ser humanos. El bautismo borra esta mancha porque nos da la Gracia, nos hace «piedras vivas» del gran Templo que es Jesús, Templo que es el mismo Dios.

La doctrina sobre el pecado original era admitida por todos los cristianos. Pero que la Madre de Jesús fuese la excepción, no. Por eso el Papa firmó un decreto el 8 de diciembre de 1854 por el que se declaraba como dogma de fe este privilegio de María.

Pero pensemos un poco más: La fiesta de La Inmaculada es una campana que llama a la esperanza por un lado y al compromiso por otro. Si todos participamos en la culpa, todos tenemos que participar en la solución. Veneramos a María, nuestra Buena Madre, nuestra Hermana en la fe, Madre especialmente de cuantos viven para los demás antes que para sí mismos, que transmiten la fe en Jesús, que dan esperanza, que hablan de un «Dios con nosotros», Enmanuel, cuyo nacimiento celebraremos de inmediato… Si los comercios no adelantasen la Navidad tendríamos que hacerlo los católicos a partir de esta fecha por lo menos.

Esta fiesta de «La no manchada» de pecado es un buen momento para pensar en nuestra vida, en las «manchas» que «ilustran» nuestras «faenas» de cada día: envidiejas, puyas, disimulos, no dirigir la palabra a… porque es un… por la falta de sinceridad con nosotros mismos, porque eso de compartir está muy requetebién, pero que lo hagan los tontos. Etc. etc. La fiesta de La Inmaculada es un gran momento para «limpiar la casa»… porque rezándole a Ella seguro que nos queda limpia.

¿Cuándo fue la última vez que le rezaste algo a María, la Madre de Jesús, nuestra Buena Madre,…? ¿ha llovido? ¿qué esperas para hacerlo? ¿o es que te dan migrañas en cuanto te pones a rezar? La canción siguiente es una oración.

TÚ ERES DEL SEÑOR

Eres tan sencilla como luz de amanecer,
eres tú, María, fortaleza de mi fe.
Tú eres flor, eres del Señor,
te dejas acariciar por su amor.
Eres tan humilde como el vuelo de un gorrión,
eres tú, María, el regazo del amor.
Tú eres flor, eres del Señor,
te dejas acariciar por su amor.

YO QUIERO ESTAR EN LAS MANOS DEL SEÑOR COMO TÚ,
PARA AMAR, EN LAS MANOS DEL SEÑOR COMO TÚ,
COMO TÚ, COMO TÚ

Eres tan pequeña como el canto de mi voz,
eres la grandeza de aquél que te modeló.
Tú eres flor, eres del Señor,
te dejas acariciar por su amor.

Eres tan hermosa como el cielo, como el mar,
eres tú, María, como el gozo de soñar.
Tú eres flor, eres del Señor,
te dejas acariciar por su amor.