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Jesús de Nazaret

Jesús de Nazaret

StatPress

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Desde: 24/09/2015

V.1.1.06. ¿Cómo se aparece Jesús resucitado?. 2.

Leí un pequeño artículo de no recuerdo qué autor y me llamó la atención la exactitud con que decía lo que yo quería transmitir con el título anterior. Transcribo, pues, unos párrafos llenos, a mi entender, de la «sabiduría» del vivir que necesitamos los cristianos, los discípulos actuales del resucitado:

«¿Cómo llegaron ellos a ver a Jesús resucitado?… Recordando mejor la historia de Jesús, trayéndolo al corazón, meditando su buena noticia, contemplando más de cerca la vida buena del profeta de Galilea, mirando mejor las llagas del crucificado. En la vida de Jesús vieron el amor inmortal de Dios, en las heridas de Jesús vieron la compasión sanadora de Dios, en la bondad vulnerable de Jesús vieron la bondad poderosa de Dios.

… Abramos los ojos, y veremos a Jesús resucitado en medio de nosotros, a nuestro lado, en el fondo de cada ser. Abramos los oídos, y escucharemos la buena noticia, y llenará de paz nuestro corazón.

Salgamos del cerco de nuestro yo cerrado (1)… Miremos con los ojos del corazón las heridas de Jesús, y en las heridas de todos los seres veremos a Dios, cercano y amigo, curando silenciosa y amorosamente todas las heridas.

En eso consiste la Pascua, en eso consiste creer en Jesús resucitado. Ése es el milagro. Jesús está con nosotros como lo estuvo con María y Pedro y los demás discípulos, se nos aparece como a ellos, nos habla como a ellos.

Aunque nuestros ojos están demasiado ciegos y nuestros oídos demasiado sordos, Jesús se nos aparece: «La paz contigo. ¿Por qué tienes miedo? Pálpame. Y marcha tranquilo. Vive feliz, y procura curar las heridas del prójimo».

 Para orar (Los jóvenes de ahora también necesitan, y más, silencio y oración):

Tú, Cristo, el Resucitado, escuchamos tu apacible voz en el Evangelio. Tú nos dices: ¿Por qué os preocupáis? Una sola cosa es necesaria: un corazón a la escucha de mi Palabra y del Espíritu Santo.

Jesús, nuestra alegría, a tu lado encontramos el perdón, el frescor de las fuentes. Sedientos de las realidades de Dios, reconocemos tu presencia de Resucitado. E, igual que el almendro comienza a florecer con la luz de la primavera, tú haces florecer hasta los desiertos del alma.

Padre nuestro, que estás en el cielo;
Santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación.
Y líbranos del mal.

Amén

Dios te salve, María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios,
Ruega por nosotros, pecadores,
Ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

(1) Esto de salir de nuestro yo cerrado, o del ego que nos aprisiona, etc. es, curiosamente, lenguaje también de la Psicología más avanzada… Hincharse a hacer el bien (tolerar, ayudar, aguantar, ser obsequiosos…), la mejor manera de salir de sí mismo para «entrar en lo más propio de sí mismo»… para salir de la prisión del «ego externo»: mi fama, mi dinero, mi trabajo, mi…, mi…