V.1.1.02. ¡Es el Señor!
Dice el evangelio de San Juan en su último capítulo:
«Después de esto, se manifestó Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera.
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dice: «Voy a pescar.» Le contestan ellos: «También nosotros vamos contigo.» Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada. Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Díceles Jesús: «Muchachos, ¿no tenéis pescado?» Le contestaron: «No.» El les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.» La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces.
El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: «Es el Señor»… Pedro se lanzó al mar. Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces…
Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre ellas y pan. Díceles Jesús: «Traed algunos de los peces que acabáis de pescar.» Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra… Jesús les dice: «Venid y comed.» Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres tú?», sabiendo que era el Señor. Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el pez.
Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?»
Jesús repitió la pregunta otras dos veces. Y concluyó con un mandato: «Apacienta mi rebaño».
Esta narración de San Juan contiene una enseñanza clarísima para los cristianos de su comunidad. Recordemos que escribe el evangelio a finales del siglo I, cuando ya hay persecución muy grave:
- Amenazas externas: Nerón, años 60, levantó la veda de cristianos. San Pedro y San Pablo y todos los demás apóstoles ya han sido martirizados en distintos lugares del Imperio a lo largo de los 40 o 50 años transcurridos.
- Amenazas internas: Hay «intelectuales» imbuidos de cultura grecolatina y empeñados en «casar» la enseñanza de los cristianos con sus teorías racionalistas o con sus innumerables mitos.
Frente a estas amenazas, San Juan recuerda y enseña los fundamentos del cristianismo:
- Jesús de Nazaret vuelve a estar con ellos ahora: se repite el milagro de la pesca milagrosa (símbolo de los muchos hombres y mujeres que abrazan el cristianismo); «reconocen» a Jesús vivo, «re-viven» intensamente sus enseñanzas; nadie duda de que que es Él.
- San Juan recuerda y reafirma la primacía de Pedro sobre los demás Apóstoles.
Padre nuestro, que estás en el cielo; Danos hoy nuestro pan de cada día. Amén |
Dios te salve, María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo. Santa María, Madre de Dios, Amén |
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. |